Barrio de la Alfama

En más de una ocasión he leído y oído que a la Alfama se la conoce como la madre de Lisboa. No sólo por el hecho de ser uno de los grandes destinos turísticos de la ciudad, sino porque concentra su parte antigua. Fácil de reconocer por su laberinto de callejuelas, es también la parte con más encanto de la ciudad.

Resulta imprescindible venir a Lisboa y perderse por su entramado de callejones, muchos de ellos casi oscuros a plena luz del día. Fue en el barrio de la Alfama donde los árabes asentaron su defensa, aprovechándose de la estrechez de sus calles, lo que imposibilitaría al enemigo atacarles en franquía.

La Alfama se derrama calle a calle desde la colina sobre la que se asienta el Castillo de San Jorge. Ya subiréis y bajaréis poco a poco sus empinadas callejuelas y sus sinuosas escaleras, que aparecen por doquier. Lo más recomendable es subir desde la Baixa o el Chiado en el tranvía número 12 hasta el castillo, y luego iniciar el descenso por la Alfama.

En nuestro recorrido hay una serie de lugares que resultan imprescindibles de visitar, como el propio castillo, la Casa dos Bicos, el Museo de Artes Decorativas o el Mirador de Santa Luzía, desde el que se tiene una preciosa panorámica del resto de la Alfama y el río Tajo.

Aunque a muchos turistas se les oye murmurar por lo bajo ante las insistentes cuestas de la Alfama, es precisamente gracias a su ubicación por lo que este barrio pudo mantener su encanto a pesar del terrible terremoto de 1755, que destruyó buena parte de la ciudad. Aún pueden verse edificios antiguos, de la época medieval.

La Alfama, a la que el escritor José Saramago llamaba animal mitológico, es un barrio popular. De día la gente tiende sus ropas en las fachadas, o tiene la puerta abierta para dejar salir a la angostura de las calles el olor a comida. La Alfama es el alma de Lisboa, inspiración de artistas, melancolía, nostalgia y fado.

Porque de noche la Alfama se pierde en el grito lastimero del fado. Hay muchos locales en el barrio en el que poder escuchar la voz perdurable del pueblo portugués. Es difícil encontrar un lugar mejor que la Alfama para sentir la esencia viva y más tradicional de Lisboa.

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