Lisboa es una ciudad genuina y original hasta en sus transportes. Aunque claro, cuando viajas a ella y te das cuenta de sus calles empinadas y sus barrios ubicados en las laderas de las colinas, no nos extrañan que existan los elevadores, un sistema de transporte muy turístico y recomendable para subir por la ciudad.
En realidad son tres funiculares: el Elevador do Lavra, el Elevador da Gloria y el Elevador da Bica. Son la mejor forma de evitar las grandes pendientes en las que se convierten las calles de Lisboa que suben hasta sus barrios altos. Muchos dicen que no son muy útiles, pero cuando estás subiendo una cuesta de 400 metros a pie en Lisboa te acuerdas muchísimo de ellos.
El Elevador do Lavra es el más antiguo de Lisboa, ya que se inauguró en 1884. Conecta la calle Camara Pestana y el Largo da Anunciada, muy cerca de la Avenida da Liberdade, la principal arteria de la ciudad, un recorrido de 180 metros de longitud.
El segundo de los funiculares es el Elevador da Gloria, inaugurado en 1885 y que comunica la Plaza de los Restauradores con la calle de San Pedro de Alcántara, situada en el Barrio Alto, un recorrido de 265 metros. Es tal vez el elevador más turístico ya que al llegar arriba se tienen unas vistas fabulosas de Lisboa. Se coge junto a la oficina de turismo, por lo que no tiene pérdida.
Por último tenemos el Elevador da Bica, inaugurado en 1892, y que recorre la Rúa da Bica de Duarte Belo para subir al Barrio Alto.
Para subiros a cualquiera de ellos os recomendamos que os hagáis con una tarjeta de Siete Colinas, o bien la Lisboa Card, que os permite viajar de forma gratuita durante un día por los transportes públicos de la ciudad. Lo decimos porque el precio del billete de uno de estos elevadores puede rondar los tres euros.
Estos elevadores o funiculares fueron diseñados por Raoul Mesnierd de Ponsard, discípulo de Gustave Eiffel. Sin duda que, además de su utilidad como transportes públicos, los elevadores de Lisboa son una de sus estampas más significativas.