Metro de Lisboa

El metro de Lisboa es una de las mejores maneras de moverse por la ciudad, en especial por las zonas que están un poco alejadas del centro. Por eso, si tenéis vuestros hoteles en Lisboa fuera del centro, a buen seguro os vendrá bien coger el metro. También será interesante para ir, por ejemplo, al Museo Gulbenkian.

Además de como medio de transporte, algunas de las estaciones son una obra de arte. Desde mi punto de vista, el metro de Lisboa es uno de los más bonitos de Europa. Funciona de 06.30 a 01.00 de la madrugada, por lo que tenéis tiempo de sobra para visitar esas estaciones. Hay billetes sencillos al precio de 0,80 euros, bonos de diez viajes por 7,30 euros y la tarjeta turística Lisboa Card, que os ofrece transporte gratuito por la ciudad.

El metro de Lisboa tiene cuatro líneas, que se distinguen por colores y nombres. La línea azul se llama Gaviota, la amarilla Girasol, la verde Caravela y la roja Oriente. Quizás la más bonita de todas sea la Estación de Oriente, la terminal de la línea roja, diseñada por Santiago Calatrava para la Expo’98.

La línea azul es ideal para recorrer el centro de la ciudad, con la Estación de Santa Apolonia y el Barrio de Chiado entre sus puntos más turísticos. La línea amarilla conecta Odivelas, al norte, con Rato, al sureste. La línea roja va desde el noroeste de Lisboa hasta la Estación de Oriente en el Parque de las Naciones. Y la línea verde, la segunda más grande, recorre también el centro.

Se inauguró en 1959 y cuenta con 52 estaciones a lo largo de casi 50 kilómetros, aunque tal vez dentro de poco la línea roja pueda llegar hasta el aeropuerto. Uno se puede mover bastante rápido por Lisboa en metro, aunque curiosamente hay lugares turísticos a los que no llega, como el famoso Barrio de Belem.

La frecuencia de los trenes es de unos cuatro minutos, un poco menos en las horas punta.

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