Monasterio de los Jerónimos

Uno de los grandes edificios de Lisboa, para mi gusto el más bonito, es el Monasterio de los Jerónimos. Fundado en 1501 durante la época de los Descubrimientos, es quizás uno de los mejores ejemplos de arquitectura manuelina del mundo. Lo mandó construir Manuel I para conmemorar precisamente los viajes portugueses por el mundo.

El rey pidió permiso al Papa en 1496 para construir un gran monasterio con el que darle gracias a Dios por el viaje de Vasco de Gama a la India. El lugar elegido para la construcción del recinto fue a orillas del río Tajo, sustituyendo a una pequeña capilla dedicada a Santa María de Belem.

Y para ocupar el monasterio el rey pensó rápidamente en la orden de los Jerónimos quienes, además de su espiritualidad contemplativa, era muy afines políticamente con el monarca portugués. A cambio de este «regalo», los monjes prometieron al rey celebrar a perpetuidad misas diarias por el alma de Enrique el Navegante, el rey Manuel I y sus sucesores.

Los Jerónimos ocuparon el monasterio hasta la disolución de estos en 1833. Desde entonces el edificio pasó a propiedad del Estado, y desde 1940 se usa como Casa Pía de caridad para los niños de Lisboa.

Si tenéis la oportunidad de visitarlo, la entrada se sitúa en la fachada sur. En el centro se encuentra una estatua de Enrique el Navegante, y a su alrededor escenas de la vida de San Jerónimo. Las puertas de la zona oeste dan lugar a los claustros, que para mi gusto son estancias más impresionantes que la propia iglesia en sí.

Realizado por Joao de Castilho, el claustro tiene dos niveles, ambos con una exhuberante decoración. Tanto los arcos como los pilares están revestidos de escultural al estilo manuelino.

Dentro de este monasterio se encuentran las tumbas del rey Manuel I, además de otros reyes portugueses y figuras importantes de la historia del país. Entre ellos Vasco da Gama o el poeta Fernando Pessoa.

Junto al monasterio se halla la Capilla de San Jerónimo, construida en 1514, un pequeño edificio rectangular en el que, seguramente, os llamarán la atención sus gárgolas y las preciosas vistas al mar que se tienen desde la fachada oeste.

El Monasterio de los Jerónimos, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que es, es una de las visitas imprescindibles que se deben hacer una vez que tengáis vuestro hotel en Lisboa.

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