Quizás la mejor forma de moverse por Lisboa desde cualquiera de los hoteles en Lisboa sea a bordo de los tranvías, que aquí en Portugal les llaman eléctricos, ya no sólo como medio de transporte en sí, sino que además representan un interés turístico. Seguro que de vuestro viaje a la capital portuguesa os traéis alguna que otra foto junto a uno de sus tranvías antiguos.
En total tenemos cinco rutas y hasta 58 tranvías. Seguro que de esas cinco rutas vosotros cogeréis fundamentalmente dos, el tranvía 28 y el 15. El tranvía 28 es el más turístico, un tranvía de madera, de esos antiguos, con su típica campanita como claxon. Recorre desde el Castillo de San Jorge hasta el Barrio Alto, pasando por los barrios de Graça, Mouraria, Alfama, Chiado y Madragoa.
El tranvía número 15 también es muy turístico porque es el que os llevará desde La Plaza del Comercio al Barrio de Belem, por lo que siempre irá bastante lleno de gente. Además es uno de los tranvías más modernos de la ciudad. Eso sí, también tiene fama por sus carteristas, así que ojo avizor.
Los tranvías en Lisboa vienen funcionando desde 1873, y hoy en día sus cinco líneas abarcan un total de 48 kilómetros por la ciudad. Los reconoceréis fácilmente por su color amarillo, y resulta una delicia verlos subir por las empinadas calles del centro histórico de Lisboa. A veces van a gran velocidad, así que es mejor ir bien agarrados.
Funcionan desde las 06.00 hasta la 01.00 de la madrugada. Mejor que pagar un billete es sacarse una tarjeta de transporte urbano que se llama Siete Colinas. Con esta tarjeta tendremos transporte gratuito por la ciudad, incluyendo funiculares y ascensores, además de autobuses y metro.
También hay tranvías que funcionan exclusivamente como tranvías turísticos, aunque son un poco caros, ya que el circuito os puede salir por unos 17 euros. Es mejor tomar por ejemplo el tranvía 28, e ir viendo Lisboa a través de la ventanilla, o cualquier otro tranvía con la tarjeta Siete Colinas, que cuesta menos de cuatro euros.